jueves, 15 de mayo de 2008

Un Buen Día

Ayer varias personas me aseguraron sin razón y por coincidencia que hoy sería un buen día…

Temprano me desperté sin abrir los ojos y deseé con toda mi fuerza que junto con el primer rayo de luz que viera, pudiera reconocer el buen día que para mí habría de comenzar en ese segundo…

Me levanté de la cama y así pasó la mañana, más tarde me sorprendí preguntándome qué cosas habrían de ocurrir hoy para transformar este día en uno bueno, y sin pensarlo comencé a buscar entre mis recuerdos los días grandiosos de mi vida para intentar descubrir las cosas en común que hay en ellos: alegrías, risas, bromas… y no lo comprendía, nada coincidía… Fiestas, sorpresas, travesuras… todo parecía sencillamente opuesto… Logros, encuentros, aprendizajes…aprendizajes… aprendizajes…

Había transcurrido ya casi el día completo y la verdad es que más que vivirlo había logrado sobrevivirlo… y entonces entendí.

Que en un buen día también hay lugar para largos ratos de silencio, para lágrimas, reflexiones y pensamientos, para abrazar lo que se tiene cerca y valorar lo que está lejos… para aprender de los errores y sonreír por los aciertos.

Que un día lleno de tristeza se transforma por completo si un viejo amigo sin saber, sin que lo llames, toca a tu puerta.

Que un buen día no es aquél en el que fumas cigarro tras cigarro sólo porque puedes, con el pretexto de una reunión o de una ansiedad; sino aquél en el que logras no encender ni uno haciendo a un lado cada pretexto que se presente.

Hoy aprendí… y con el último rayo de luz pude reconocer lo que tanto busqué por la mañana.

Por eso si hoy lloraste, si tropezaste, si fallaste en algo que intentaste, si extrañaste… si de esto lograste aprender algo muy grande o algo pequeño: Alégrate… al final, ha sido un buen día.

Ada Campos

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